Primer Premio del concurso A caldo 2001, categoría de 17 a 30 años.
El manual del buen Pijo
Se han perdido las buenas maneras. La lengua castellana se retuerce como un mártir en su cruz, y no es para menos. Una tribu de desaprensivos, con envoltorios de yogurines está mezclando los naipes con consecuencias vomitivas.
Una verborrea anglosajona invade nuestra inmaculada lengua Española.¿Y el por qué de esta invasión? Al parecer, la jerga yanqui dota a nuestras frases de mayor intensidad y elegancia, y de esto estoy bastante harto. Si te das cuenta, esta tribu peculiar de raza urbana tiene sus ventajas, por que no es lo mismo llevar unas botas de lo más fashion, elegantes y exclusivas, que calzar unas botas que están de moda, las cuales son bonitas, pero no tanto como las fashion, vamos, ni punto de comparación. Los componentes de esta raza inmersa en la ciudad también son diferentes al resto de los mortales en el ámbito de los sentimientos: Ellos tienen feelings, una sensación emocional muy profunda y obnuviladora, mientras que los demás solo tienen sentimientos, sensación más ramplona y trivial que los feelings.
Cuando alguien tiene afición por un determinado personaje, dice que es un seguidor del mismo, sin embargo este movimiento del emporio calificaría esta actitud como la de un fan, mucho más cercano este a su ídolo que un seguidor. El término de fan ya se ha inmiscuido obstensiblemente en nuestra lengua.
En la franja del ocio y la recreación personal, el perfil de este mamífero devorador de nuestra lengua, también conocido como pijo es de lo más interesante y atractivo. El pijo no hace fiestas, ni mucho menos, hace partys que son más distinguidas, originales, y además tienen mejor música que una fiesta. Además son más exclusivas, concepto fundamental si quiere ser un guay.
En los hábitos alimenticios también el lenguaje se ve violado y maltratado como un ratón de laboratorio: El postre ideal es el plum-cake, ornamentado oportunamente y con un sabor exquisito. Pero no lo confundamos con un bizcocho, algo tan ancestral y anticuado como un bizcocho seguramente no tendra el sabor delicado del plum-cake.
Todo este cúmulo de esperpénticos conceptos que de pronto han brotado en todas las urbes del pais no van en solitario. Van agrarrados de la mano por la ideología, moda y aficiones, todos ellos peculiares. Pero me voy a remitir solamente a la barbarie lingüística.
Esta jerga mal digerida y declamada a ladridos va aderezada con pronunciaciones muy concretas, así como frases modélicas que son fundamentales en el manual del buen pijo, disponible en todas las librerías.
Ahora que está tan de moda salir del ropero, pongamos como ejemplo la palabra gay, hay que saber pronunciarla, si no, puedes caer en vergüenza ante la masa pija. Nunca digas gay pronunciando la a, ¡no!, ¡es un error fatal! Debes decirlo sustituyendo la a por la e, y darle un toque erótico y sensual en dicha letra, como un susurro. Puedes hacerlo. ¡Inténtalo!, en el manual del buen pijo te lo explican paso a paso.
Para ser un pijo vanguardista, no solo te valdrá con tener todos los discos de los hombres G, además de ello deberás saber al dedillo esas frases modélicas que antes he mencionado. Todas ellas se basan en la omisión de caracteres o vocablos de una oración, como es el caso de ir a la última.¿qué última? Cada uno puedo poner a volar su dilatada imaginación para completar la curiosa frase. O sin ir más lejos, eres lo más.¿lo más? No son frases encriptadas, si no expresiones habituales de la fauna pija. Y por supuesto, el finde, ese momento ideal para ir a la sierra con los papis. Estas expresiones me provocan dolor de cabeza.
Si sigues las instrucciones serás lo más in, y con esfuerzo y dedicación puedes llegar a ser un gran pijo, más pijo que los gallumbos de Julio Iglesias.
Al menos consuela saber que el castellano fluye libremente y evoluciona, pero en manos de semejantes individuos estamos perdidos.